Fue un escritor mexicano que se dio a conocer con el cuento Tachas, cuya obra le dio notoriedad. Mientras sus contemporáneos buscaban para su literatura ejemplos provenientes de otras lenguas, él se mantuvo apegado a la tradición castellana y, lo mismo en verso que en prosa, prefirió recurrir a las grandes figuras de los Siglos de Oro que vivificaron sus métodos expresivos y le cedieron los moldes para verter su emoción personal y el afán de percibir insólitos matices del mundo inmediato. En su prosa suele descubrir la pequeñez de la vida cotidiana y de la propia existencia. Efrén Hernández fue dueño de una inteligencia insinuante que se encubría con la ingenuidad premeditada de una persona optimista. En cuanto a su poesía, utilizaba palabras poco usadas, frases con digresiones e imágenes que pecan de sinceras, y que al enriquecerse con sensaciones, nos conducen a una doliente reflexión. Entre sus obras cuenta con varios poemas, una novela La paloma, el sótano y la torre, una novela corta Cerrazón sobre Nicómaco, algunos cuentos, además de multitud de artículos de crítica literaria y consideraciones de índole variada, una comedia y una “tragiburledia cinematográfica” escrita en colaboración.
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