miércoles, 17 de septiembre de 2008

Alejandro Casona



Fue un dramaturgo y poeta español que perteneció a la Generación del 27. Nació en Cangas del Narcea Asturias el 23 de marzo de 1903. Sus primeros cinco años de vida los pasó en el pueblo asturiano de Besullo, donde sus padres eran maestros, y posteriormente se trasladó con su familia a Villaviciosa. Tuvo la posibilidad de estudiar el Bachillerato en Guijón, y más tarde Filosofía y Letras en las universidades de Oviedo y Murcia. En 1922 entró en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid donde se graduó. Realizó sus prácticas en 1927, y un año después fue destinado como maestro al pueblo de Les (Lérida), en el valle de Arán, como inspector de enseñanza primaria. En ese mismo lugar, fundó con los chicos de la escuela el teatro infantil El Pájaro Pinto, realizado con un repertorio primitivo e inspirado en la commedia dell’arte. En ese mismo año, se casó en San Sebastián con Rosalía Martín Bravo, una compañera de estudios de Madrid. Luego comenzó a escribir teatro, primero con una adaptación de Oscar Wilde, El crimen de Lord Arturo, estrenada en Zaragoza en 1929, y mas tarde con traducciones de piezas breves de August Strindberg. Después de su estancia como inspector en Austrias y en León, en 1931, opositó con éxito por una plaza en la Inspección Provincial de Madrid, donde fijó su residencia hasta el comienzo de la Guerra Civil. Y una vez proclamada la II República, el recién creado Patronato de Misiones Pedagógicas le asignó el cargo de director del Teatro del Pueblo en 1933. La recompensa a sus esfuerzos llegó al año siguiente con el premio Lope de Vega por su comedia La sirena varada, que se estrenó en el Teatro Español con un éxito clamoroso. También ganó el Premio Nacional de Literatura en 1934 por su libro de prosas infantiles Flor de leyendas. Además, cultivó la lírica dentro del Posmodernismo con El peregrino de la barba florida (1926) y La flauta del sapo (1930). Debido a la Guerra Civil Española se tuvo que exiliar en Argentina en 1937. Allí dio a conocer éxitos resonantes como el de Los árboles mueres de pie (1949), la cual se representó durante tres temporadas consecutivas en un mismo escenario porteño y en otro parisino. Permaneció en Argentina hasta 1963, año en que se le permitió volver a Madrid. Una vez de regreso sus obras argentinas se reestrenaron con gran éxito popular, a pesar de la dura enemistad que tenía con los dramaturgos y críticos literarios del realismo social: José Monleón, Ricardo Domenech y Jesús Fernández Santos, que acusaban a su teatro de escapista. La única obra que escribió el autor ya establecido en España es El caballero de las espuelas de oro, un drama histórico sobre Francisco de Quevedo, estrenado en el teatro Bellas Artes de Madrid la noche del 1 de octubre de 1964, por la compañía de José Tamayo, con ilustraciones musicales de Cristóbal Halffter. Finalmente murió en Madrid, a los 62 años de edad en 1965.

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