viernes, 1 de agosto de 2008

Dolores del Río (1904-1983)


Natalicio de Dolores Asúnsolo y López Negrete del Río (1904-1983)

Dolores del Río fue la máxima estrella del Cine mexicano de la Época de Oro y de Hollywood durante la era del cine mudo y principios del sonoro. Nació en Durango dentro de una familia acomodada. El curso de su vida fue tranquilo hasta el estallido de la Revolución Mexicana, pues gracias a la persecución que se dio en aquellos años contra la gente de clase acomodada, la familia tuvo que disolverse. El padre emigró a los Estados Unidos, y Dolores y su mamá emigraron a la Ciudad de México. Una vez establecidas en la Ciudad, Dolores estudió en el Colegio Francés de San Cosme. Al mismo tiempo que estudiaba, desarrolló una enorme afición al baile, convirtiéndose en discípula de la maestra Felipa López. A la edad de 15 años, durante un baile benéfico conoció a su primer esposo Jaime Martínez del Río con el se casó en 1921. Rompiendo con la tradición en México, la pareja emprendió el viaje en tren a Estados Unidos. Bajo la tutela de Carew, Dolores aprendió inglés y actuación. Jaime escribió algunos guiones pero sin éxito alguno. Sumergidos en el glamour y desengaño de Hollywood, la pareja afrontó serias dificultades, hasta que en 1925 Dolores consiguió su primer papel en el filme “Joanna”. A la par de su debut, comenzó su fama al lado de figuras como Rodolfo Valentino, Lupe Vélez, Douglas Fairbanks, Marlene Dietrich, Ramón Novarro, Mary Pickford, Charlie Chaplin y muchos más. Es declarada ganadora del premio “WAMPAS (Western Association of Motion Picture Advertisers) Baby Stars” en 1926 junto con Joan Crawford. Justo en este momento de éxito, su esposo Jaime decide emigrar, completamente desilusionado, a Berlín, donde muere (cometiendo suicidio) en 1929, mientras Dolores filmaba Evangeline. Un año después se casó con el Director Artístico de la Metro-Goldwyn Mayer, Cedric Gilbbons, quien contribuyó a la consolidación de Dolores como estrella en Hollywood. Posteriormente, trabajó en el cine sonoro con Paloma, 1931 y Ave del paraíso en 1932, con el que escandaliza a los espectadores de la época al bañarse desnuda junto a Joel McCrea. El tránsito del cine mudo al sonoro no representó dificultad para la actriz. Dolores se divorció en 1942 de Cedric Gibbons y después regresó a México. Aquí hizo amistad con grandes figuras del arte, de la sociedad mexicana y del cine mexicano, como Diego Rivera, Frida Kahlo, Salvador Novo, entre otros. A su llegada a México, filmó la película Flor Silvestre en 1942, al lado de Pedro Armendáriz, el cual constituyó un clásico de la Época de Oro del Cine Mexicano, además de ser galardonado con el Premio de Bellas Artes y Ciencias Cinematográficas. En 1943 filmó María Candelaria, quien contribuyó a acrecentar su popularidad en México, y bajo la batuta del genial “Indio Fernández”, fue considerada como la máxima actriz. Tiempo después fue llamada nuevamente a Hollywood para amadrinar a Elvis Presley y trabajar bajo la dirección de John Ford. Para el año de 1959, la carrera de Dolores del Río tuvo un declive, pero siguió participando en obras de teatro, como: El Abanico de Lady Windermere, 1959; Espectros, 1962; La Vidente, 1963; Camino a Roma y La Dama de las Camelias. La última película protagonizada por Dolores fue Los Hijos de Sánchez, durante este tiempo se mantuvo como miembro honorario de la A.N.D.A. participando activamente en labores de beneficencia y apoyo a los actores. Después fundó el grupo Rosa Mexicano, donde asistía a través de labores de beneficencia a niños huérfanos. Hacia el año de 1983 comenzó a tener problemas de salud derivados de complicaciones hepáticas, por lo que es trasladada a la ciudad de Newport Beach, California, donde muere a la edad de 79 años. Sus restos fueron trasladados en el año 2005 a la Rotanda de las Personas Ilustres por su contribución cultural a México.




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