Un texto de Beatriz Bezares García
En un basurero de la ciudad vive un pequeño monstruo. Tiene el cuerpo gris con manchas negras, dos ojos saltones y el cuerpo amorfo. Unas pequeñas extremidades sobresalen del gelatinoso cuerpo para representar sus manos y sus pies.
El pequeño monstruo vive triste porque nadie quiere acercarse a él. Las personas lo ven con asco, y en varias ocasiones intentaron acabar con su vida: con aspiradoras, veneno en su comida, trampas de ratones, gatos hambrientos; y en otras ocasiones, las amas de casa simplemente lo golpean con sus escobas.
El pequeño monstruo se alimenta de sobras y papel. Su favorito es el papel periódico, porque la tinta de éste mancha su lengua de negro; y él cree que la lengua negra combina muy bien con sus manchitas.
El pequeño monstruo sueña de noche con tener muchos amigos. Imagina que todas las mañanas las personas podrían venir a acariciarlo, y que en las tardes los niños podrían jugar con él.
Pero el pequeño monstruo se encuentra muy lejos de su sueño, porque las personas lo aborrecen y no dejan de insultarlo, y él no puede hacer nada mas que esconderse detrás de los botes de basura. Resignándose a ser feliz con su lengua negra, manchada de papel periódico.
El pequeño monstruo vive triste porque nadie quiere acercarse a él. Las personas lo ven con asco, y en varias ocasiones intentaron acabar con su vida: con aspiradoras, veneno en su comida, trampas de ratones, gatos hambrientos; y en otras ocasiones, las amas de casa simplemente lo golpean con sus escobas.
El pequeño monstruo se alimenta de sobras y papel. Su favorito es el papel periódico, porque la tinta de éste mancha su lengua de negro; y él cree que la lengua negra combina muy bien con sus manchitas.
El pequeño monstruo sueña de noche con tener muchos amigos. Imagina que todas las mañanas las personas podrían venir a acariciarlo, y que en las tardes los niños podrían jugar con él.
Pero el pequeño monstruo se encuentra muy lejos de su sueño, porque las personas lo aborrecen y no dejan de insultarlo, y él no puede hacer nada mas que esconderse detrás de los botes de basura. Resignándose a ser feliz con su lengua negra, manchada de papel periódico.
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