La pintura romántica apela al subjetivismo y la originalidad. Se inspira en escenas violentas como en La carga de los Mamelucos de Goya, y tiene sobre todo un gusto por el dramatismo, mismo que utiliza para remover el sentimiento del público.
Para resaltar la expresión, utiliza con frecuencia fuertes contrastes de luz y sombra (claroscuro). El colorido es característico del romanticismo, que prevalece sobre el dibujo y asume un papel secundario. En cuanto a la pincelada, esta es visible e impetuosa.
El empaste es en general grumoso y espeso, de manera que la pintura adquirió una naturaleza táctil que reforzaba su carácter de creación impulsiva y espontánea. A veces el acabado del cuadro tiene un aspecto de esbozo.
Se podría decir que en cierta forma el romanticismo es neo-barroco, por el movimiento, la tensión, el empuje, los contrastes y los colores de estos cuadros. Sin mencionar que son los pintores barrocos los que influyen a los pintores románticos: la huella de Caravaggio es evidente en Géricault, mientras que Rubens influye en Gros y en Delacroix. Ello no elimina que en casos concretos otros sean los pintores que influyeron: así los nazarenos pretenden acercarse a los primitivos italianos como Fra Angélico, Gérard a Leonardo y, finalmente, Prud'hon se ve influido por el manierista Correggio.
En cuanto a los temas, tenían preferencias por la naturaleza, lo que provocó que los paisajes se convirtieran en un género mayor, cuando a finales del siglo XVIII y principios del XIX era considerado menor o mero fondo decorativo para las composiciones de figuras. Aunque no se trataba de descripciones topográficas, sino de expresar emociones humanas a través del paisaje.
Es en Gran Bretaña donde el paisaje experimentó el cambio radical. También alcanzó cierto desarrollo la pintura animalista, esto es, la que representaba animales, tanto salvajes como domésticos, si bien con tendencia a mostrarlos fieros, por lo que se pintaron numerosos cuadros reflejando actividades como la caza, y animales como el león o el caballo, siendo este último el animal fetiche de Géricault. Otro género que cobró importancia fue la pintura costumbrista, que reflejaba los tipos y personajes populares.
El tratamiento de las figuras procura ser realista. Por lo que cuidan que la ropa de los personajes corresponda con la época histórica que pretenden representar o con el lugar en que se encuentra la escena. Si el cuadro lo requiere, no evitan pintar personas heridas, deformes o muertas, llegando a recurrir al depósito de cadáveres para poder conocer y reflejar más verosímilmente a los muertos; así lo hizo Géricault cuando pintó La balsa de la Medusa.
Las técnicas que utilizaban eran variadas. Predominó la pintura al óleo sobre lienzo, de variados tamaños, inclinándose los franceses, en general por los de grandes dimensiones. Pero también se utilizó la acuarela, técnica preferida por muchos pintores ingleses, y que era especialmente útil para aquellos pintores que viajaban. El dibujo experimentó cierto auge, debido a la facilidad con que expresaba el mundo interior del artista. La pintura al fresco intentó ser recuperada por los nazarenos.
Alcanzaron una gran difusión muchos dibujos y pinturas gracias a medios de reproducción como la litografía, la aparición de prensas metálicas y el renacimiento del grabado en madera.
Muchos dibujos y pinturas alcanzaron una gran difusión gracias a medios de reproducción como la litografía, la aparición de prensas metálicas y el renacimiento del grabado en madera.
Para resaltar la expresión, utiliza con frecuencia fuertes contrastes de luz y sombra (claroscuro). El colorido es característico del romanticismo, que prevalece sobre el dibujo y asume un papel secundario. En cuanto a la pincelada, esta es visible e impetuosa.
El empaste es en general grumoso y espeso, de manera que la pintura adquirió una naturaleza táctil que reforzaba su carácter de creación impulsiva y espontánea. A veces el acabado del cuadro tiene un aspecto de esbozo.
Se podría decir que en cierta forma el romanticismo es neo-barroco, por el movimiento, la tensión, el empuje, los contrastes y los colores de estos cuadros. Sin mencionar que son los pintores barrocos los que influyen a los pintores románticos: la huella de Caravaggio es evidente en Géricault, mientras que Rubens influye en Gros y en Delacroix. Ello no elimina que en casos concretos otros sean los pintores que influyeron: así los nazarenos pretenden acercarse a los primitivos italianos como Fra Angélico, Gérard a Leonardo y, finalmente, Prud'hon se ve influido por el manierista Correggio.
En cuanto a los temas, tenían preferencias por la naturaleza, lo que provocó que los paisajes se convirtieran en un género mayor, cuando a finales del siglo XVIII y principios del XIX era considerado menor o mero fondo decorativo para las composiciones de figuras. Aunque no se trataba de descripciones topográficas, sino de expresar emociones humanas a través del paisaje.
Es en Gran Bretaña donde el paisaje experimentó el cambio radical. También alcanzó cierto desarrollo la pintura animalista, esto es, la que representaba animales, tanto salvajes como domésticos, si bien con tendencia a mostrarlos fieros, por lo que se pintaron numerosos cuadros reflejando actividades como la caza, y animales como el león o el caballo, siendo este último el animal fetiche de Géricault. Otro género que cobró importancia fue la pintura costumbrista, que reflejaba los tipos y personajes populares.
El tratamiento de las figuras procura ser realista. Por lo que cuidan que la ropa de los personajes corresponda con la época histórica que pretenden representar o con el lugar en que se encuentra la escena. Si el cuadro lo requiere, no evitan pintar personas heridas, deformes o muertas, llegando a recurrir al depósito de cadáveres para poder conocer y reflejar más verosímilmente a los muertos; así lo hizo Géricault cuando pintó La balsa de la Medusa.
Las técnicas que utilizaban eran variadas. Predominó la pintura al óleo sobre lienzo, de variados tamaños, inclinándose los franceses, en general por los de grandes dimensiones. Pero también se utilizó la acuarela, técnica preferida por muchos pintores ingleses, y que era especialmente útil para aquellos pintores que viajaban. El dibujo experimentó cierto auge, debido a la facilidad con que expresaba el mundo interior del artista. La pintura al fresco intentó ser recuperada por los nazarenos.
Alcanzaron una gran difusión muchos dibujos y pinturas gracias a medios de reproducción como la litografía, la aparición de prensas metálicas y el renacimiento del grabado en madera.
Muchos dibujos y pinturas alcanzaron una gran difusión gracias a medios de reproducción como la litografía, la aparición de prensas metálicas y el renacimiento del grabado en madera.
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