El recinto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cumple noventa años. Se reconoce por la belleza de sus plafones, sus columnas y estructuras elaboradas con mármol, madera y acero al estilo ecléctico, una pieza única de la arquitectura antigua. Pero además de su belleza artística, encierra una buena parte de la historia del país.
En el lugar donde se ubica el Teatro de la Ciudad, Donceles 36, del Centro Histórico, estaba construido el Teatro Xicoténcatl en 1912, el cual tuvo múltiples defectos en su estructura desde un principio.
Por ello, María de los Ángeles Estrella del Carmen Bonfil y Ferrer, “Esperanza Iris”, quien fue la creadora de la opereta en América Latina, decidió comprar este inmueble con los recursos que la artista obtenía por sus presentaciones, con el fin de crear un escaparate que mostrara lo más relevante de las diversas artes escénicas.
Pero ante las condiciones que presentaba el edificio, Iris mandó derribar el predio y encargó a los arquitectos, Ignacio Capetillo y Federico Mariscal, el diseño y construcción de un nuevo teatro. El inmueble, al cual se le nombró “Esperanza Iris” durante sus primeros 44 años de existencia, fue inaugurado un año después con la asistencia del presidente Venustiano Carranza.
Es de admirar como, la actriz y cantante mexicana, dedicó su vida a la opereta, género en el que alcanzó sus mayores éxitos en México, la Habana y Madrid. Entre sus interpretaciones destacaron La viuda alegre, El conde de Luxemburgo y La princesa del dólar.
Trayectoria de Esperanza Iris
María Esperanza Bonfil Ferrer nació en Villahermosa, Tabasco, en 1888. Debutó a los nueve años con una Compañía infantil de Austri y Palacios, en la obra Las Compras del Carreón; en dicha compañía duró cinco años. Después pasó al teatro Principal, donde se consagró con la obra La Cuarta Plana en 1902, haciendo vibrar los corazones de los señores de su época.
También intervino en la revista Chin-Chun-Chan, cuyos autores fueron Medina y Jordá. Una revista que para la época era una expresión blasfema, muy lejos de la espléndida zarzuela, pero que tuvo un éxito extraordinario con más de 200 representaciones, no conocido hasta entonces por ninguna obra de autores mexicanos.
Posteriormente extendió su arte al ámbito internacional, triunfando en Cuba con La Viuda Alegre. La primera presentación habanera que tuvo fue el 24 de abril de 1903 con la zarzuela El Cabo. Trabajó un tiempo con la compañía del teatro Albisu en una temporada que se extendió a tres meses y medio, durante la cual cantó, entre otras zarzuelas, La bruja, El Dios grande y La caprichosa.
A partir de entonces despuntó la extraordinaria popularidad de la artista mexicana de uno a otro extremo de la isla caribeña, popularidad que en adelante la haría volver frecuentemente dos veces al año en temporadas que se prolongaban de tres a cuatro meses en Payret.
En ese contexto, no había nadie como ella para lucirse en otras operetas como La duquesa del Bal Tabarin, La princesa del dólar, El conde de Luxemburgo, El soldado de chocolate, La casta Susana, Eva y otras piezas del género que la consagraron, aparte de Cuba, en escenarios de otras naciones de América Latina y en España. Tan grande fue el amor de Esperanza Iris hacia Cuba que en la segunda década de la pasada centuria pensó construir un teatro en La Habana, exactamente en Prado y Trocadero, en el terreno donde desde hace años se alzó el hotel Sevilla.
Con el tiempo, y después de trabajar en varias compañías, logró formar la suya en México y construir un teatro en 1918 llamado: el Teatro "Esperanza Iris", que actualmente es el Teatro de la Ciudad. Luego en 1922 fue declarada “Hija Predilecta de México”.
Su éxito fue tal, que en Brasil fue llamada "La Reina de la Opereta" y “Emperatriz de la Gracia”; además condecorada por el Rey Alfonso XIII de España.
Su última presentación teatral fue en la obra "La Viuda Alegre". Pero no todo fue drama, también trabajó en las películas Noches de Gloria y Mater Nostra, que impuso marcas de recaudación. Además de organizar un coro en la penitenciaria de Lecumberri cuando su esposo Paco Sierra estuvo preso.
Finalmente, murió en la capital del país el 7 de Noviembre de 1962. A su muerte, el teatro fue abandonado y 14 años después pasó a manos del entonces Departamento del Distrito Federal (DDF), quien cambió su nombre por el de “Teatro de la Ciudad.
Gala de reinauguración
Para conmemorar el espíritu de Esperanza Iris por los 90 años del Teatro de la Ciudad, se presentará un homenaje mediante la biografía, la historia, la actuación, la música, la danza y los cuplés, tonadillas y canciones diversas durante el espectáculo Gala de opereta y zarzuela Iris de esperanza.
En la gala, que muchos esperan “histórica”, actuarán siete sopranos o tiples: María Luisa Tamez, Lourdes Ambriz, Regina Orozco, Irasema Terrazas, Yvonne Garza, Verónica Murúa y María Katzarava; dos tenores: Alejandro Villeda y Alejandro Coreño; tres actores: Elsa Aguirre (quien representará a Esperanza Iris) , Héctor Bonilla y Hernán del Riego, y una pareja de danza española: Marisol Moreno y Raúl Salcedo.
Además, a partir del 24 de octubre será conocido como Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, confirmó Nina Serratos, coordinadora del Sistema de Teatros del Gobierno del Distrito Federal. El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, está invitado a develar la placa conmemorativa del Teatro de la Ciudad, ya con el nombre de Esperanza Iris, como parte de la gala de opereta y zarzuela Un Iris de Esperanza.
“Es importante que todo mundo sepa quién fue Esperanza Iris”, agregó Terrazas, quien sintetizó su respuesta al describirla como “una figura histórica”. Y Elsa Aguirre dijo: “Serán dos noches inolvidables”.
Aunque la Gala de opereta y zarzuela Iris de esperanza sólo tendrá dos funciones, en el foyer del teatro permanecerá hasta diciembre la exposición El Iris: un teatro en la ciudad, que mostrará objetos y fotografías en torno a la vida y obra de la legendaria Esperanza Iris.
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