Un texto de Beatriz Bezares García
Jaimito ve las estrellas en la oscuridad y los planetas giran alrededor de él; de vez en cuando, algún planeta festivo expulsa lava volcánica para celebrar que Jaimito está con ellos.
Una pequeña luna, de no sé cuál planeta, emite lucecitas coquetas y salpica polvo cósmico a los ojos de Jaimito, y como al niño le duele, decidió castigar a la lunita poniéndosela como anillo en el dedo.
Del planeta Marte sale un marciano agitando ambas manos. Jaimito voltea y nota que el marcianito quiere decirle algo, como el niño no escucha, estira su mano para tomar al marciano; pero es tan grande la mano de Jaimito en comparación del planeta Marte, que al cerrar el puño, aplasta con la fuerza de sus dedos al planeta, golpeando pequeños trozos de vida, de piedra, de marcianitos la cara de Jaimito.
Así, mientras Jaimito llora la perdida de su planeta y el ardor de su carita, a tres metros de distancia su madre se asolea con su nuevo bikini. Echándole un ojo a sus otros dos hijos que chapotean en la alberca y otro a Jaimito que juega dentro de una caja de cartón no sabe qué cosa.
- Ese Jaimito tan raro, prefiere esconderse dentro de una caja en lugar de nadar como sus hermanos, ¿por qué no es un niño normal? ¡Y con el calor que hace!, pensó la madre.
Una pequeña luna, de no sé cuál planeta, emite lucecitas coquetas y salpica polvo cósmico a los ojos de Jaimito, y como al niño le duele, decidió castigar a la lunita poniéndosela como anillo en el dedo.
Del planeta Marte sale un marciano agitando ambas manos. Jaimito voltea y nota que el marcianito quiere decirle algo, como el niño no escucha, estira su mano para tomar al marciano; pero es tan grande la mano de Jaimito en comparación del planeta Marte, que al cerrar el puño, aplasta con la fuerza de sus dedos al planeta, golpeando pequeños trozos de vida, de piedra, de marcianitos la cara de Jaimito.
Así, mientras Jaimito llora la perdida de su planeta y el ardor de su carita, a tres metros de distancia su madre se asolea con su nuevo bikini. Echándole un ojo a sus otros dos hijos que chapotean en la alberca y otro a Jaimito que juega dentro de una caja de cartón no sabe qué cosa.
- Ese Jaimito tan raro, prefiere esconderse dentro de una caja en lugar de nadar como sus hermanos, ¿por qué no es un niño normal? ¡Y con el calor que hace!, pensó la madre.
Lindo cuento, aunque tiene algunas faltas de ortografía, ¿eh? Y por otro lado, la estructura me parece muy lineal, aunque aún así, consiguió sorprenderme.
ResponderEliminarEl comentario es mio flaca
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