martes, 29 de julio de 2008

Adicción

Un texto de Beatriz Bezares García

Lo daño con mis manos alrededor,
la sangre de sus lagrimales brota,
las heridas manchan su carne rota
y los gritos emergen del interior.

El ambiente es sobrecogedor.
La falta de sus besos derrota
nuestra aficionada fe devota,
y trata con su voz ser defensor.

Mas si no he de tener beneficio,
prefiero matarlo de mis enojos
a continuar sin este nuestro vicio.

No acepta nuestros caminos rojos,
ya no me importa el sacrificio,
herédame las cuencas de tus ojos.

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